Alguna vez escribí algo respecto de quienes cruzan un semáforo con la luz en
rojo, esta vez volví a reflexionar mientras esperaba que las luces cambiaran, y
me llamaba la atención una persona que conducía una bicicleta, y que sin
importarle que la luz roja le ordenara detenerse y esperar, paso tranquilamente
las intercesiones.
Expectante de un hecho que puede pasar desapercibido
para algunos, o considerarse de poca importancia para otros, intente establecer
la razón por la cual el ciclista hacia caso omiso a esta señal, y llegue a la
conclusión de que aquel hombre consideraba que era mas pequeño que los demas, o
como no andaba en motocicleta, o automóvil, no debía respetar este tipo de
señales, es decir para él no se aplican las reglas que rigen el trafico general
en las calles.
Sin embargo las leyes establecidas para el control del
trafico, en este caso los semáforos, se aplican para ricos y pobres, pequeños y
grandes, para el que viaja en coche como para el que lo hace en una sencilla
bicicleta. De lo contrario las consecuencias producto de su incumplimiento se
aplicaran sin tener en cuenta la condición de tamaño. Una ilustración de lo
anterior la podemos observar al dejar caer un automóvil y un huevo desde un
rascacielos, ambos sufrían daños al chocar contra el suelo, al ser atraídos por
la gravedad, porque están dentro de su dominio y serán afectados. De esta forma
para que la luz roja del semáforo no le aplique al ciclista debería pasar
volando, pero ni con eso, porque estaría sometido a otras leyes que regulan su
movilidad.
Definitivamente quien no respeta una señal tan clara como una
luz en rojo, aunque sea pequeño, mucho menos lo hará cuando conduzca un
tracto-camión, es tan solo una disculpa para no someterse a la autoridad.
Respetar las señales aunque andemos en bicicleta, es un buen ejercicio para
cuando cambiemos a un vehículo más grande y rápido.
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